En el mapa
conceptual he decidido poner los seis ámbitos de intervención de la educación
social. En primer lugar, me he centrado en la infancia, adolescencia y
juventud, en concreto en el maltrato infantil; en segundo lugar, el de personas
adultas, donde me he centrado en la inserción sociolaboral; la tercera edad,
donde se trata el tema de la soledad en las personas mayores; la discapacidad y
la salud mental; drogodependencia; y, por último, atención comunitaria, donde
se aborda el tema del cambio climático.
Pienso que
la labor de actuación del perfil del educador/a social es fundamental en
cualquiera de estos ámbitos, ya que todas estas personas beneficiarias de la ayuda
del educador/a necesitan una educación permanente por la situación en la que se
encuentran. Es cierto que las necesidades no son siempre las mismas, ya que la realidad social es cambiante y multivariada en sus formas y
contextos, no hay duda de que la educación social, por coherencia, será una
acción y una intervención también cambiante.
Los ámbitos
de la Educación Social surgen para dar respuesta a nuevas necesidades
educativas que no son satisfechas por el actual sistema educativo, y actúan
casi siempre dentro de la modalidad de educación no formal. Con ello quiero destacar
la labor tan importante de los educadores y educadoras sociales en la
actualidad, ya que la Educación Social es la encargada de dar respuesta a las
situaciones de desamparo social. Actualmente, y por desgracia cada vez aparecen
más cantidad de problemas sociales y nosotros y nosotras somos los que
desempeñamos un papel fundamental para paliar paulatinamente estas
desigualdades.
Educadores
sociales y agentes sociales de cualquier profesión, debemos mostrar una actitud
abierta y democrática ante los nuevos retos educativos que nos planteará la
sociedad, por ello buscamos una inclusión de cualquier colectivo para crear un “Estado
de bienestar”.
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